Al cumplirse 10 días de las elecciones, Andrés Manuel López Obrador reivindica su derecho a encabezar un movimiento social pacífico "que vaya más allá de pelear la Presidencia de la República"; pero además, sostiene, "no podemos aceptar que se cancele la esperanza de millones de mexicanos ni que se retroceda a épocas ya superadas donde no era el pueblo quien elegía libremente a sus gobernantes, sino las cúpulas del poder".
Entrevistado por La Jornada en su casa de campaña en la colonia Roma, el candidato de la coalición Por el Bien de Todos esgrime una razón más para sustentar su batalla por el respeto al voto: "Si Felipe Calderón pretende imponerse de la manera que se ha visto, vía un fraude y una campaña de odio para acabar con el contrincante, no es difícil imaginar cómo gobernará. Sin legitimidad, sin escrúpulos, sin moral, sin principios, sin nada".
Con dedicatoria especial se dirige a los "grupos de poder", incluyendo a algunos medios de comunicación que le exigen acepte los resultados dados a conocer por el Instituto Federal Electoral: "Si actúo como ellos quieren no estaría echando por la borda mi capital político, sino mi dignidad y mis principios. No soy un político tradicional que se somete y termina en la abyección".
En opinión del político tabasqueño, la prueba de que la sociedad mexicana ha cambiado es la elección: "Era para que nos hubieran avasallado con la estrategia del miedo y todo el dinero que emplearon en anuncios de radio y televisión. No estaríamos hablando en términos formales de medio punto de diferencia, y sin embargo la gente salió a votar, ganamos la elección a pesar de todo ese aparato del Estado, de la intervención del Consejo Coordinador Empresarial y de todos los privilegiados. Con eso habría sido suficiente para aplastarnos, no lo pudieron hacer y todavía el día de la elección tuvieron que recurrir al fraude, a falsificar actas".
Cuestionado sobre el papel jugado por los representantes de casillas de la coalición, López Obrador reitera que sí hubo errores, "como en todo, pero no es lo determinante". Reconoce que seguramente algunos representantes pudieron haber sido comprados, pero insiste en que ese factor "no fue significativo". En cambio, sostiene, lo importante es que se produjo "una falsificación masiva de actas".

••• 7/13/2006 12:25:00 PM •••