Bastante malo le salió el carburante de campaña a Felipe Calderón. Tenue reflejo de sí mismo, de sus pretensiones originales, el candidato presidencial del PAN empequeñece, se diluye entre desangelados actos proselitistas. Tan frágil percibe su plataforma de despegue electoral que busca sustentarse nada menos que en la propaganda de Vicente Fox, es decir, colgarse de ese fracaso que se presenta como el México que “ya cambió”.Y en otro se le señala como ultraconservador:
Felipe Calderón se hace llamar el candidato del futuro, un recurso publicitario para diferenciarse de sus adversarios Andrés Manuel López Obrador y Roberto Madrazo, pero sus definiciones sobre derechos reproductivos de la mujer y libertad sexual lo colocan como la opción del más añejo ultraconservadurismo.Proceso