Una vez superado (que no resuelto) el larguísimo conflicto del proceso de desafuero al jefe de Gobierno del Distrito Federal, la atención comienza a centrarse en los pasos a seguir por cada uno de los principales partidos políticos, para que conforme a sus leyes y procedimientos internos, logren postular a sus respectivos aspirantes a la Presidencia de la República. Así, la intensidad del debate habrá de incrementarse en proporción directa a la manera en que se aborden agendas, equipos, temas y prestigios. De mantenerse la tendencia en cuanto a la calidad del debate, no son buenas las expectativas respecto de un escenario dominado por las propuestas y la viabilidad de las mismas. Parece que nos aproximamos a una etapa de muchos ataques y descalificaciones, y pocos argumentos.Javier Oliva Posada, en un artículo en La Jornada hace un análisis de lo que está por venir en asuntos de precampañas.